Despedida a Raúl, amigo y compañero

Despedida a Raúl, amigo y compañero

Raúl, te echaremos en falta más de lo que puedes imaginar, y por muchos motivos; especialmente porque nos hubiese encantado poder seguir disfrutando de ti muchos más años; porque has sido un ejemplo; porque, como dijo Bertolt Brecht sobre los que luchan toda la vida, ya ocupas un espacio entre los imprescindibles; porque no podías evitar rebelarte contra la injusticia social y la destrucción de la naturaleza; porque tu gran corazón, el que te ha acompañado desde el primer momento, nunca te permitió vacilar, ni temer ante las adversidades personales y sociales.

Raúl, seguirá sonando en nuestros oídos el “eh, chaval” de cada saludo; o el “espera, espera, espera” que precedía las interesantes reflexiones que alimentaban las decisiones que había que tomar, de forma asamblearia, en infinidad de ocasiones.

Nos lo has puesto difícil porque pusiste el listón demasiado alto. Gracias por tu paciencia cada vez que había que cambiar el cartel que brillantemente habías hecho porque se nos olvidó no sé qué detalle y había que repetirlo. Siempre ofrecías otra opción, para ver si nos parecía mejor. Gracias por conectar tantas iniciativas, por tejer redes como nadie, por estar en Ecologistas en Acción, en el grupo de consumo Alkalachofa, en Agua de Mayo, una asociación muy especial, en el proyecto de escuela libre Árbol de Ayelén, o en SOMOS, una agrupación política municipalista, diferente; y seguro que dejo otras igual de interesantes. Quedó en el tintero tu proyecto de supermercado cooperativo que ojalá pueda ser realidad algún día, para seguir haciendo frente, con el carro de la compra, a un modelo consumista que no va a ningún lado.

Te vas, y nos lo pones difícil también a los que no creemos en dioses monoteístas aunque, menos mal que muchos sí que creemos en la magia; en mirar al cielo y, tal vez, verte en alguna estrella fugaz, o en el lucero del alba, ese Venus inspirador de tantas historias, de tanta mitología de la que ya, en un abrir y cerrar de ojos, has pasado a formar parte. El cielo que hoy vemos, lleno de nubes grises, casi negras, sabemos que no es así; sabemos que detrás de esas nubes oscuras brilla un sol magnífico, lleno de calor y de luz. Sabemos que tú ocupas ese trozo del universo, lo sabemos; es fácil de imaginar, no puede ser de otra forma, cuando elegiste para despedirte un paisaje tan impresionante, una catedral a la belleza, entre el mar, la tierra y el cielo.

Contigo se va el mejor cronista complutense no oficial; el de los blogs que nos contaban lo que ocurría alrededor, pero que nadie veíamos; el cronista de los movimientos sociales; el del análisis crítico; el de otra manera de ver al realidad. Se va el mejor bibliotecario que conocemos; el que busca y encuentra siempre una noticia que compartir aportando un granito de arena para seguir haciendo montañas de las que necesitamos. Las últimas fueron las relacionadas con la respuesta agroecológica a la pobreza alimentaria que, si a alguien no le suena, rogamos que se informen por el bien de todas y todos; o por la lucha contra la tortura a los toros, porque una sociedad que disfruta con el dolor ajeno está infinitamente lejos de tu corazón, y necesitas gritarlo y compartirlo; o por la pérdida del tren convencional, ese que une pequeños pueblos y territorios, en vez del que pasa como un relámpago dejando profundas heridas sobre el paisaje, ese tren que no querías perder, como tantos otros, porque detrás de esa pérdida había un daño irreparable al mundo de lo pequeño, de lo lento, de la sabiduría, de lo necesario.

Solamente había un motivo por el que quedaba todo en un segundo plano, a la espera momentánea: cuando ejercías de padre, cuidando, cobijando y ayudando a crecer a tus hijos, tu mayor compromiso vital; demostrando que ejercer las tareas de los cuidados no solo debía ser algo teórico, sino que había que hacerlo y disfrutarlo, como una parte fundamental de la felicidad.

Gracias Raúl, por tantos momentos, por todo lo que hemos aprendido junto a ti; porque te has ganado un hueco junto a nosotros y nosotras mientras sigamos teniendo capacidad de memoria; de recordar la vida, lo vivido y a quienes estimamos y queremos.  

Descansa en paz.