Los Cerros

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¿Qué es el Parque de los Cerros?

El denominado como Parque de los Cerros se sitúa en la margen izquierda del río Henares, al sur de la población de Alcalá de Henares. Este terreno natural acotado se estableció en la décadada de los 80. La sucesiva compra a propietarios privados de sus diferentes parcelas, por parte del Ayuntamiento, permitió que se ‘refundieran’ en el actual espacio protegido de titularidad pública. Sin embargo, en la actualidad no tiene figura legal de protección alguna, aunque en determinada documentación se le nombre como ‘Parque Natural’, que no lo es. Tan solo tiene la ‘básica’ catalogación desde el año 2000 de Monte de Utilidad Pública (decreto nº 262/2000, de 7 de diciembre), otorgada por la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid. Lamentablemente, en la actualidad tampoco existe desde la Administración ninguna gestión o interés conocido por dotar al parque de una mayor protección ambiental, ni de seguir aumentando las hectáreas incluidas en él. Quedan por lo tanto fuera de los límites del Parque lugares tan valiosos y ricos como el Barranco del Lobo, lugar privilegiado por su conservación y riqueza natural, que se mantiene en manos privadas.

A la luz de lo que señala en sus publicaciones, el Ayuntamiento considera adecuadamente que ‘el Parque de los Cerros junto con la vega y río Henares juegan un papel determinante en la conservación de la fauna. Suministran hábitats claves para la reproducción, invernada y desplazamiento diario y migratorio de más de 300 especies de vertebrados, así como para un buen número de invertebrados, entre los que destacan las vistosas mariposas diurnas’. Pero, por contra, no actúa en consecuencia con esa reconocida importancia.

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Extensión y Límites del parque de los Cerros

La información que proporciona el Ayuntamiento a este respecto es escasa e induce a la confusión. Los mapas impresos que pretenden representar el Parque son inexactos. En principio, su límite Norte lo conformaría la ribera del río Henares; con la excepción de la península de La Alvega y alguna otra porción, que son de propiedad privada. El límite Este se situaría en la arista que parte desde el cerro de La Tortuga hacia el cerro del Ecce Homo, incluyendo su meseta superior (lugar declarado Bien de Interés Cultural por sus importantes yacimientos arqueológicos); pero no todas sus laderas. Por ejemplo, el camino que sube a la cumbre transcurre por propiedad privada. Se puede discernir fácilmente el cambio de titularidad en esa zona por el diferente tratamiento que tiene la masa arbórea (pinar): troncos limpios de ramas bajas en la parte pública y, por contra, pinar desatendido y con abundantes ramas secas en la parte privada.

El límite Sur viene a coincidir con el del término municipal complutense, el final de los cerros y comienzo del páramo y llanuras cerealistas, actualmente bajo explotación agraria. Finalmente, el límite por el Oeste coincidiría con el trazado de la carretera M-300, que asciende al monte Gurugú. Sin embargo, algunas cárcavas o terrenos comprendidos en esta delimitación genérica siguen estando en manos privadas; por ejemplo, la zona denominada como La Muñegosa (ver mapa), donde años atrás se situó un campo de moto-cross, junto al barranco de la Zarza. Tanto esa zona como la lengua de tierra que la une con el río Henares, a la altura de la Presa de Cayo, siguen en manos particulares, sin que conste que se hayan hecho gestiones para su compra o justa expropiación.

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Riqueza y Pobreza

Pese a las agresiones sufridas a través de los siglos, el Parque conserva en su interior importante riqueza y variedad en flora y fauna. Combina los entornos de ribera fluvial, cerros, cárcavas y páramos. Márgenes del río enriquecidas con el aporte de limos y sedimentos arrastrados por las aguas, que abundan en álamos, chopos y alisos, además de una presencia notable de especies arbustivas y herbáceas; cerros áridos de arcillas, margas y yesos, donde la vida adopta otras formas inmensamente variadas: atochar, coscojar, encinar, sisallares, el sempiterno pinar…

Durante siglos y hasta hace pocas décadas, buena parte del terreno que ocupa el Parque ha sido lugar de cultivo cerealista, aprovechando cada escueta y rebuscada planicie. También ha sido lugar de saca de encinas, retamas, etc., con destino a hornos y hogares principalmente. La zona Oeste del parque, la más degradada, ha sido por siglos cantera de extracción de arcillas y, más recientemente, vertedero de residuos urbanos y escombrera (actualmente sellados). También ha sufrido hasta hace pocos años el pastoreo intensivo del ganado ovino, lo que ha limitado en gran manera la posible regeneración natural. Al mismo tiempo, las inadecuadas y fallidas políticas de ‘repoblación’ (se habla de ello en el apartado correspondiente) no han aportado las condiciones adecuadas para, al menos, intentar revertir con mayor éxito la constante degradación.

Propiedad y Gestión

Pese a ser titular el Ayuntamiento de Alcalá de Henares (es decir, propiedad de todos los complutenses), la gestión está cedida a la Comunidad de Madrid, quien decide y actúa en el Parque. Con criterios bastante cuestionables, se procede en numerosas ocasiones más de ‘cara a la galería’ (con plantaciones vistosas, aunque efímeras; programas estacionales carentes de seguimiento…) que de un verdadero intento de recuperación de flora y fauna autóctonas, proyectado y realizado en el tiempo, al margen de campañas políticas. Muestra de ello es la introducción de especies inadecuadas al lugar o las grandes pérdidas sufridas en lo plantado.

Aún así, el Parque de los Cerros es un verdadero tesoro que necesitamos conocer y apreciar. Un lugar para visitar con respeto y afán de aprender. Porque el Parque no es solo lo que ahora vemos (una sombra de su pasado lejano), sino también una esperanza de futuro, una imagen de lo que podremos ver en décadas venideras si se actúa con tino. Actuaciones que en buena parte dependerán de la Administración de turno, es cierto; pero en las que los ciudadanos, como individuos y a través de las asociaciones representativas, podremos y deberemos intervenir.

El Parque de los Cerros es un espacio público de gran riqueza, accesible a todos los ciudadanos que se acerquen a él con respeto y aprecio. Un bien de todos y para todos, donde el ser humano es una parte más (pero no la única) del rompecabezas. Una inversión al presente y para el futuro.