2022-11-25
Tras escuchar la entrevista del 10 de noviembre realizada por un medio digital local a Enrique Nogués, concejal de medio ambiente del ayuntamiento de Alcalá de Henares, llegamos a la conclusión de que el concejal no acaba de entender la gravedad de la crisis planetaria (ecológica, energética y de pérdida de biodiversidad) en la que nos encontramos. Además, no acepta las opiniones críticas como las manifestadas por Ecologistas en Acción de Alcalá de Henares. Vamos a explicarlo.
Cuando anima a la población a disfrutar de un río más integrado en la ciudad pierde la oportunidad de caminar en la línea que marcan las políticas europeas orientadas a la renaturalización de las ciudades. Así, la transformación del río Henares que se lleva a cabo no sigue las directrices de la Estrategia de Infraestructuras Verdes. Es más, el río Henares se caracteriza por un aceptable estado natural a su paso por la ciudad y lo que se ha hecho es contrario a lo establecido como re-naturalización, con el consiguiente derroche del dinero público. Distinguir con claridad lo que es naturaleza y lo que es un parque es previo para gestionar adecuadamente ambas figuras. Que en Alcalá de Henares tengamos carencia de zonas verdes en los barrios residenciales solamente se explica por el diseño urbanístico que han promovido los gobiernos de turno en un marco de obtención del máximo beneficio económico. Este grave error de gestión política no justifica que gobiernos como el actual transformen nuestro patrimonio natural y lo dañen pervirtiendo la re-naturalización. En este sentido, disfrutar de la naturaleza, de la tranquilidad que nos ofrece y de su belleza, no precisa de la instalación de miradores, merenderos, áreas estanciales, bancos, papeleras, caminos de zahorra y plantas de jardinería con riego. Además, sale bastante más económico y no requiere destinar dinero al mantenimiento que posteriormente tendrá que realizar el ayuntamiento según se vayan dañando el mobiliario y las infraestructuras. Decidir el destino del dinero debería de ser algo muy meditado tras diagnosticar para qué lo podemos necesitar en un horizonte de crisis ecológica, climática y de disponibilidad de recursos como agua, energía y alimentos. Además, se pasan por alto los Servicios Ecosistémicos que perdemos al reducir la superficie sin asfalto u otros firmes que sellan los suelos.
Sorprende y entristece que el concejal afirme que el mirador instalado en la isla del Colegio está sobre una montaña de escombros cuando realmente está sobre el cúmulo de la capa de suelo fértil retirada para construir el actual recinto ferial que, por cierto, es una obra ilegal según estableció la sentencia nº472 del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, de fecha 12 de marzo de 2007. Con este montículo de destruyó una parte importante de los suelos de mayor capacidad agrológica de la Comunidad de Madrid, que solo ocupan un 3% de su superficie. Lamentamos comprobar que el representante de medio ambiente del ayuntamiento de Alcalá de Henares desconozca, desinforme y reste el valor que merece a un recurso tan escaso y valioso como es el suelo agrícola, que en un horizonte de tiempo indeterminado va a ser un objeto de deseo, llegando a compararlo con escombro.
Sin embargo, llama la atención que la concejalía de medio ambiente no haya prestado la más mínima atención a los numerosos vertidos de verdaderos escombros presentes a lo largo del Henares para ser retirados con el objetivo de acometer una re-naturalización real del Henares a su paso por la ciudad. Por ejemplo, buena parte de la mota de la isla del Colegio son restos de obra apenas tapados por una escasa capa de tierra. Algo similar sucede con toda la mota que circunvala la isla de los García donde, además, encontramos numerosas montañitas conformadas por toneladas de escombros procedentes de las obras de construcción del barrio de Nuevo Alcalá. Por contra, el mirador que se ha construido en la confluencia del caz de la isla de La Esgaravita con el río Henares sí que se encuentra sobre un depósito de escombros que para más inri han sido extendidos recientemente durante las obras sobre una mayor superficie para adaptarlo al diseño del proyecto. Gracias al proyecto de re-naturalización de la concejalía de medio ambiente la superficie de escombreras se ha incrementado. Es alarmante que el concejal de medio ambiente no entienda las críticas a este proyecto, perjudicial para la naturaleza y para los bolsillos de los contribuyentes en el que se han gastado 1.300.000 euros. Sin duda, podrían haber contado con nuestro apoyo si hubiésemos podido participar desde las fases iniciales del diseño, con una propuesta que se hubiera centrado en la necesaria restauración ecológica con el beneficio que hubiese supuesto tanto para la naturaleza como para las personas.
Dice el concejal que uno de los pilares del proyecto es aprovechar lo que hay, algo que precisamente hemos venido defendiendo desde que conocimos los pocos detalles que trascendieron del proyecto. Propusimos aprovechar los caminos naturales existentes sobre los que realizar pequeñas actuaciones como su allanado para facilitar el paseo y ordenar los flujos de visitantes para evitar pisoteos fuera de los mismos. Algo sencillo, barato e integrado en el paisaje; sin aportar materiales nuevos. Lo que han hecho supone un coste energético y un uso de recursos exógenos (los materiales que se incorporan al sendero o camino) que no se justifica en un proyecto de re-naturalización. Se ha optado por la incorporación de toneladas de zahorra, de características físico-químicas completamente diferentes a las del suelo existente que después han tapado con otro material también ajeno (fundamentalmente arenas), incrementando todavía más los daños sobre el medio natural. Hay que recordar que sobre ese frágil suelo crecen y se desarrollan las diferentes comunidades de flora y fauna que caracterizan a esta zona del río Henares. El hecho de contar con un río que ha sufrido previamente otras alteraciones debería ser motivo suficiente para no seguir profundizándolas y apostar por revertirlas a través de la restauración ecológica con el fin último de acercarnos al clímax ecológico del ecosistema de ribera; algo perfectamente compatible con el paseo, el deporte de bajo impacto y el disfrute de la naturaleza.
Además, no podemos dejar de señalar las palabras del concejal cuando, desde el mirador de la isla del Colegio, habla de dos modelos de gestión visibles. Una de asfalto y de hormigón, refiriéndose al recinto ferial; y el nuevo modelo de gestión con esas plantaciones, esa recuperación del bosque de ribera. Pudiera parecer que el concejal apuesta por la renaturalización alejándose de intervenir con hormigón y cemento como es el caso del recinto ferial pero la realidad es que el actual equipo de gobierno no ha querido devolver la naturalidad de la isla del Colegio en esas 10 hectáreas cementadas a pesar de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia que declaró ilegales las obras realizadas por un gobierno de otro signo político. Han tenido la oportunidad y conscientemente no han querido hacerlo.
Otro dato que ofrece el concejal, que dista mucho de la realidad, está relacionado con la longitud del tramo del Henares a su paso por el término municipal de Alcalá de Henares. Concretamente, dice que el río, aproximadamente, recorre 14 kilómetros, siendo la distancia real de 24 kilómetros si se tiene en cuenta el recorrido completo desde su entrada en el término municipal desde Los Santos de la Humosa hasta que sale del mismo en Torrejón de Ardoz. El río Henares debería ser objeto de atención por parte de las diferentes administraciones, incluido el ayuntamiento, en toda su extensión y no solamente en el tramo más urbano, ya que es una circunstancia que conduce a una situación de abandono y acumulación de residuos de espacios tan valiosos como la finca de Espinillos, la desembocadura del río Torote, la trasera del polígono en el que se encuentra la antigua fábrica de Zanussi, el entorno de la fuente de la Salud o las proximidades de la isla de las Armas.
Cuando el concejal dice que en algunas zonas se ha realizado una plantación con especies propias de la ribera del río Henares no podemos dejar de expresar nuestra más profunda perplejidad ya que es lo único que deberían de haber hecho, por sentido común y por imperativo legal. El río Henares es una Zona de Especial Conservación que forma parte de Red Natura 2000, la mayor red de espacios protegidos de la Unión Europea debido a la presencia de una serie de hábitats entre los que destacan los formados por sauces y álamos blancos, siendo éste uno de los hábitats emblemáticos del Henares. En este sentido, la Directiva Hábitats, que es la norma legal de la que depende su protección y conservación, establece como objetivos prioritarios la conservación y la restauración de sus hábitats, por lo que la plantación de especies correspondientes a las alamedas y saucedas no debería de haberse producido en alguna zona sino en todas aquéllas en las que se ha plantado. Por tanto, informar al concejal que la zona que él considera urbana formada por el caz de la Isla del Colegio, un pequeño tramo de río Henares, y a continuación el caz, es tan objeto de protección, conservación y restauración como el resto del Henares, aun estando clasificada como zona C dentro del lamentable Plan de Gestión que aprobó el gobierno de Esperanza Aguirre en el año 2011. Además, con relación a las especies elegidas solicitamos al concejal que documente el origen geográfico de las plantas utilizadas para asegurar su idoneidad como especies autóctonas. Además, pensamos que la mayor parte de las plantas utilizadas proceden de viveros comerciales en los que hay un uso generalizado de clones mejorados genéticamente que no tienen el objetivo de preservar la diversidad genética de estas especies en espacios naturales y, por tanto, suponen una alteración genética del bosque de ribera que queda. Además, su dependencia de agua de riego, asegurada a través de una costosa y kilométrica red de riego, que utiliza agua potable no asegura la sostenibilidad ecológica de la plantación. Por eso vuelve a sorprendernos cuando el concejal dice: “Si todo esto no es natural que vengan y me lo digan”. Sobran más comentarios.
Sobre la limpieza del caz decir que desconocemos por completo los detalles de esta intervención que se suma a la habitual falta de información, transparencia y participación ciudadana por parte del equipo de gobierno. Los procesos de participación ciudadana se limitan al mínimo imprescindible para cubrir el expediente al que están obligados por parte de los organismos que financian los proyectos para poder recibir las partidas económicas a las que aspiran. No entienden que con buenos procesos de participación ciudadana el resultado siempre mejorará la propuesta inicial. Después de años comprobando esta situación estamos convencidos de que la participación ciudadana les incomoda y sobra.
En otras lamentables declaraciones asegura que “tenemos unos grupos ecologistas que cuando peatonalizamos el centro y sacamos cientos de coches diarios y autobuses del casco histórico no dicen absolutamente nada, y sin embargo esta actuación les parece un atentado. Los caminos que vemos ya existían y están pegados al entorno urbano, les parece mal y lo asemejan a una pista de la ciudad donde existen carreteras, aceras y hay asfalto”. Tal vez el concejal de medio ambiente se desespera porque los grupos ecologistas locales no seamos unos palmeros tanto de sus aciertos como de sus fracasos. Efectivamente no lo somos. Somos personas con espíritu crítico a las que nos preocupa el futuro de una sociedad que inevitablemente pasa por utilizar la naturaleza y los recursos de un planeta con criterios de sostenibilidad; un planeta que lo hemos puesto al borde del precipicio y, por tanto, también a sus habitantes. Las actuaciones realizadas para peatonalizar el casco histórico son positivas pero muy insuficientes por lo que difícilmente las vamos a aplaudir. La urgencia climática pide mucha más contundencia que no tiene la atención necesaria entre nuestros gobernantes.
Otro ejemplo de falta de transparencia e información es la no intervención en la isla del Colegio, la isla de los García y la zona de la fuente de la Salud, algo de lo que sinceramente nos alegramos, pero cuyos motivos desconocemos ya que las obras realizadas no se corresponden con lo que establecía el proyecto de ejecución. También nos alegramos que no hayan construido el merendero que el proyecto situaba en la confluencia del caz de la isla de La Esgaravita con el río Henares, una zona de alta sensibilidad ambiental. También mostramos nuestra satisfacción porque estén dejando que la vegetación ocupe de forma natural amplias zonas de la isla del Colegio gracias a la alta capacidad de reproducción vegetativa de los álamos blancos, una técnica gratuita y con un éxito de arraigo del cien por cien.
La limpieza del caz supondrá una intervención sobre un espacio naturalizado de gran valor ecológico, con indicios de ser una parte de un brazo del Henares llamado Madre Vieja y, por tanto, es posible que se esté actuando sobre un espacio del dominio público hidráulico sin considerar la legislación que es de aplicación en estos casos.
De toda la entrevista realizada al concejal, el comentario que nos parece más peligroso es el que asegura que han intentado hacer un proyecto del agrado de la mayoría de la gente; aunque para ello no hayan respetado leyes tan básicas para la protección de la naturaleza como la Directiva Hábitats que establece la prioridad de la restauración de los ecosistemas sobre otro tipo de actuaciones; y porque caen en un populismo electoral que puede poner en peligro otros espacios naturales de nuestro término municipal. Habría que recordar al concejal que los políticos debieran ser los primeros en dar ejemplo de respeto a las leyes, algo de lo que alardean cuando interesa. Además, estamos convencidos de que si una parte de la sociedad se alegra de que el Henares se transforme en un parque es porque el sistema educativo promovido por gobiernos de todos los colores ha invisibilizado los servicios ecosistémicos que este ecosistema aporta para el bienestar humano cuando su funcionamiento es correcto, lo que se consigue conservando su complejidad y diversidad. Igualmente deben de saber que también somos muchos los que queremos un río Henares natural y sin artificios absurdos.
También llama la atención que esos cientos de toneladas de zahorra se hayan justificado con una demagógica accesibilidad universal cuando las personas con problemas de movilidad tienen verdaderos obstáculos para desplazarse por una ciudad llena de aceras intransitables, estrechas, sin los rebajes adecuados y con ocupaciones de todo tipo; a lo que se suman unos edificios públicos que todavía no están bien adaptados para satisfacer las necesidades de accesibilidad. Pero no deja de sorprendernos cuando comprobamos con las últimas lluvias cómo esa pista, que iba a facilitar el tránsito a todas las personas en cualquier circunstancia, se ha llenado de charcos que presagian un deterioro más rápido de lo esperado.
Y cuando el concejal dice que los ecologistas nos estamos centrando en un tramo muy pequeño dentro del conjunto del proyecto tenemos que volver a recordarle que hemos comunicado en varias ocasiones que no entendemos por qué no se han considerado algunas intervenciones que hubieran sido muy beneficiosas como facilitar el acceso a determinadas zonas. Nos referimos a las riberas contiguas a la finca Nueva Rinconada, situada aguas abajo del área recreativa del puente Zulema, cuyos propietarios han situado el vallado excesivamente próximo a las orillas dificultando el paso por ese tramo del Henares, agravado por un proceso de erosión debido a la falta de vegetación de ribera. O un acceso peatonal a la zona del molino de Las Armas desde el auditorio Paco de Lucía ya que actualmente es imposible cruzar la carretera M-300 sin arriesgar la vida; o hacer posible el acceso a la fuente de La Salud; o dar continuidad a la vía pecuaria Colada de Lavapellejos para conectar el barrio de Reyes Católicos con la fuente de La Salud y esa zona del Henares. Y, por supuesto, trabajar fundamentalmente en la restauración de los deteriorados ecosistemas del río Henares.
Cuando el concejal habla de educación ambiental, de enseñar al público qué es el río Henares y qué tipo de árboles le corresponden parece inevitable que caigan en la incoherencia absoluta de decir una cosa y hacer la contraria. Es paradigmático que su atención se centre en un bello ejemplar de álamo blanco, incluido en un catálogo que sólo conocen algunas personas de la concejalía de medio ambiente, haciendo de nuevo gala de su falta de transparencia, pero se olviden de la restauración integral de las alamedas de ribera, incluyendo otras especies que conforman el sotobosque.
Por último, resulta verdaderamente alarmante que señale a los ecologistas porque hay una palabra escrita con rotulador en el marco de uno de los carteles informativos que dice: “ecocidas”. A lo largo de su extensa entrevista solamente hace referencia a un grupo ecologista, Ecologistas en Acción de Alcalá de Henares, por lo que es muy probable que todo el que lea el artículo interprete que se refiere a ellos; algo para lo que debería de aportar pruebas en vez de difamar a los ecologistas. Es profundamente irreflexivo que el concejal se moleste porque alguien haya escrito una expresión acorde a la intervención municipal pero no mantenga la más mínima actitud crítica con el daño que ha generado su proyecto a la naturaleza. Resulta paradójico que le duela más que alguien haya escrito esa palabra que las toneladas de zahorra, mobiliario y plantas de jardinería instaladas en un espacio natural protegido. Debería de quedarse un rato en el rincón de pensar.
Por último, decir que el hecho de que todas nuestras críticas están fundamentadas no impide que apoyemos públicamente algunas actuaciones de este proyecto como el cierre a los vehículos del tramo comprendido entre la Ronda del Henares y el molino del Colegio; unos 200 metros para ampliar los espacios naturales próximos al caz que nuestra asociación ya propuso.
Cerramos este escrito ofreciéndonos una vez más al ayuntamiento para colaborar en la mejora ambiental de Alcalá de Henares.
Enlace a la entrevista y al artículo publicado por Alcalá Hoy con fecha 10-11-2022: