En estos días de estado de alarma por la COVID-19, se han realizado movimiento en la parcela UE-28. Quizá por la denominación oficial no se localice fácilmente, pero es el terreno limitado al norte por el Camino de los Afligidos, al sur por la calle Vitoria, al Poniente por la Villa del Val y a levante por la vía pecuaria “Colada de Esgaravitas” y el antiguo caz de La Esgaravita, en donde estaba el histórico molino de la Esgaravita, derribado en 2008.
En esta misma parcela, en 2012, se arrasó un yacimiento Calcolítico, período entre el Neolítico y la Edad del Bronce, que ya era conocido; se caracteriza por los fondos de cabaña y silos excavados en el suelo. Es este un yacimiento muy conocido e importante en el contexto de la Prehistoria reciente. Aparece en el Catálogo de Bienes Protegidos de la Comunidad de Madrid como “Yacimiento Eneolítico La Esgaravita, Villa romana del Val y necrópolis de los Afligidos”, en la categoría de Zona de Interés Arqueológico y con expediente incoado desde el 24 de octubre de 1988; de esto sabe mucho la Asociación de Vecinos del Val, pues lleva años denunciando cuantas tropelías afectan a este yacimiento y la parcela que nos ocupa en este escrito. Después de 32 años, parece que ha caducado la protección que amparaba a otro de los núcleos de población que, con los siglos, fue gestando a la actual Alcalá, esa “ciudad viajera” que empezó con poblamientos a base de cabañas neolíticas y dando por fin esta gran aglomeración urbana, casi un rectángulo de 10 km de largo por 6 km de ancho. En el camino, se fue pasando por los castros carpetanos en los cerros, las dos ubicaciones de Complutum, la población islámica de Alcalá la Vieja o el altomedieval Burgo de Santiuste, alrededor de la actual Catedral Magistral.
Si ya tuvimos que lamentar la destrucción de gran parte de Complutum por la construcción de miles de viviendas en los barrios de Nuestra Señora del Pilar y el Juncal, ahora vemos cómo otro protobarrio crece a costa de la destrucción de uno de los eslabones evolutivos de la ciudad de Alcalá: se promueve un proyecto de 51 viviendas con garaje, trastero y piscina, según podemos leer en la página web de la promotora AELCA.
Las diferentes corporaciones municipales han ido permitiendo sucesivas promociones residenciales, ofreciendo alguna de ellas cerca de 300 viviendas en ese mismo sector UE-28. Corporaciones municipales que parecen haber sido muy sensibles a la Alcalá cervantina, con evidentes intereses de inmediata rentabilidad política, pero que han despreciado esta parte de la Historia, o Prehistoria, de nuestra ciudad.
Nada hubiera impedido mantener ese terreno como área salvaguardada y de carácter cultural o didáctico (como ocurre, por ejemplo, el Parque Neolítico de La Draga, en la localidad de Banyoles); un foco más de interés turístico, educativo y cultural que habría engrandecido y dignificado la labor de protección del Patrimonio Histórico complutense.
Esas proyectadas 51 viviendas, acogerán una cifra máxima aproximada de 200 habitantes, residentes en un nuevo y minúsculo islote residencial aislado del tejido urbano consolidado y maduro. Por el sur no habrá, esperemos, conexión viaria con la calle Vitoria. El acceso, por el norte, será por el Camino de Afligidos, una vía con mucho tráfico, de carácter industrial y muy poco apetecible de pasear cuando se hace la oscuridad.
Nuevamente, nos exponemos a vivir episodios de conflictividad social: vecinos que se sentirán aislados de la ciudad, que exigirán transporte público, seguridad ciudadana para poder llegar hasta los barrios próximos sin peligro. Que pedirán control de la velocidad de los coches que transiten por la calle principal; que se quejarán del paso de camiones que acuden a los polígonos industriales anejos; que denunciarán la falta de iluminación; que reclamarán servicios educativos o sanitarios cercanos… Y nuevamente viviremos una gestión lenta de todas esas reclamaciones. Cuya solución tan solo aportará nuevos problemas. No hay más que recordar las acciones de los vecinos del Olivar o los Espartales, aún hoy existentes.
Un minúsculo barrio cuyo aislamiento conllevará una dependencia del vehículo privado (no será rentable acercar el autobús urbano para tan pocos vecinos) para acceder a la ciudad o a los centros comerciales, como La Dehesa. No es esta movilidad, ambientalmente insostenible, la que queremos desde Ecologistas en Acción de Alcalá.
Un arrabal que generará una mayor presión humana sobre los espacios de ribera, de la ya muy castigada ribera del río Henares, junto al caz de La Esgaravita, siendo este un brazo artificial del río, trazado hace quinientos años para alimentar el desaparecido molino del mismo nombre. Más población desvinculada, más impacto y más riesgos de vertido de residuos en la anexa Colada de las Esgaravitas, donde abunda la vegetación y fauna asociada a las riberas fluviales, incendios en la vegetación, etc.
Se plantea, pues, continuar con un modelo de vecindad incompatible con lo que debe ser una ciudad de dimensiones aún humanas, como Alcalá. Pasamos de la ciudad con puntos de encuentro y con redes de participación, a barrios aislados, donde se dificulta la relación de sus habitantes con la ciudad en la que viven; aunque en Alcalá es casi más apropiado decir “duermen”.
Con la creación de este núcleo aislado de viviendas, queda patente la inexistencia de criterios lógicos y coherentes de desarrollo urbano, la falta de una idea de ciudad sostenible y lógica o el desprecio hacia formas de hacer urbanismo que permitan la interacción vecinal y la participación ciudadana. Y, por supuesto, se remata un camino que empezó con el más absoluto desprecio hacia el valor arqueológico de ese notable yacimiento y que se empeña en esa manera de entender la integración del río Henares en la ciudad, acercando demasiado las casas a los cauces, tan peligrosa como urbanizar la ribera o fomentar la creación de pasarelas que contribuyan a la mayor degradación de los valiosos espacios naturales de nuestro término municipal.
Ecologistas en Acción de Alcalá y Grupo en Defensa del Patrimonio Complutense.