Arbolado y zonas verdes
El arbolado urbano y las zonas verdes son fundamentales para que la ciudad sea más habitable, bella y saludable.
La existencia de los parques urbanos va ligada a su previa inclusión en la planificación urbanística que evidentemente no ha sido generosa con ellos, ni en extensión ni en tipología. Son escasos porque el urbanismo local ha sido la herramienta utilizada para especular, para sacar el mayor beneficio posible al suelo urbanizable; y sobre la tipología, asistimos desde hace unas décadas a la construcción de zonas verdes dominadas por el gris del cemento, asfalto y pavimentos, relegando a las plantas a una función paradójicamente secundaria. Así queda reflejado en los parques de Sementales, de las Palabras (Huerto de los Leones), Juan Pablo II, Juan de Austria, Salvador de Madariaga, Manuel Azaña o el todavía no inaugurado en el antiguo recinto ferial que cuya denominación como zona verde produce vergüenza ajena.
También tenemos un recinto ferial, situado en la isla del Colegio e incluido entre las zonas verdes locales, que es declarado ilegal en la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid de 2007, y a la espera de conocer si su destino definitivo es la demolición para restaurar el suelo agrícola, de elevado valor agrológico, que quedó destruido por las obras que las administraciones ejecutaron ilegalmente. Incluso el parque de referencia, el parque O´Donnell, es un parque pequeño, con un diseño poco elaborado y una gestión deficiente a lo que se suma la paulatina pérdida de su arbolado más longevo.
El mapa de los parques y zonas verdes tiene unos pocos ejemplos, como el de la Dehesa del Batán o el del Pasillo del Camarmilla en la zona de El Chorrillo, que se salvan y son ejemplos de parques mejor diseñados y más naturalizados aunque también con una atención deficiente.
Una de las consecuencias de la falta de espacios verdes previstos en los planes urbanísticos han sido los reiterados intentos de las administraciones para que los espacios naturales colindantes con la ciudad, principalmente los ríos Henares y Camarmilla, y los cerros municipales, sean la válvula de escape para una ciudadanía que no puede disfrutar de parques adecuados cerca de sus viviendas. Para suplir esa carencia en el diseño de la ciudad, las administraciones intentan potenciar el uso y transformación de los cerros y ríos a modo de parques temáticos para practicar deporte y otras actividades que se alejan de la gestión adecuada que los mismos precisan para hacer compatible un uso público de bajo impacto con la prioritaria conservación de la naturaleza. En resumen, el río Henares, declarado espacio natural protegido dentro de la Red Natura, no es un parque ni debe serlo; y los cerros necesitan urgentemente que se apruebe un Plan de Uso y de Gestión que zonifique y ordene los diferentes usos posibles del mismo.
El otro elemento clave de lo verde son los árboles, ubicados en parques o en aceras. Los árboles nos ofrecen innumerables beneficios entre los que encontramos la mejora del paisaje urbano, el reencuentro con la naturaleza, la producción de oxígeno y sombra, el aumento de la humedad, el filtrado de partículas contaminantes e incluso la reducción en el consumo de energía de las viviendas o el aumento su precio. Ante la crisis climática actual, con temperaturas y radiaciones solares más elevadas y más duraderas, los árboles deben constituir una herramienta fundamental en su mitigación. Alcalá necesita muchos más árboles en sus calles.
Desgraciadamente el arbolado urbano no tiene la consideración que debiera en las políticas municipales observando que no existe una planificación ni gestión adecuada que debería de estar basada en una adecuada selección de las especies en función del lugar o el uso marginal de las podas drásticas llamadas desmoches y terciados. Además, observamos a diario como se incumple la Ley de Protección del Arbolado Urbano de la Comunidad de Madrid.
Ante esta situación, Ecologistas en Acción lleva décadas realizando estudios, propuestas, charlas, exposiciones, ordenanzas y denuncias que desgraciadamente no han tenido los efectos que deseamos por lo que sigue constituyendo una de nuestras áreas de trabajo.